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domingo, 21 de mayo de 2017

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La vida en un puño. Aldo Ríos fue el boxeador más destacado de Neuquén. Peleó cinco veces por títulos del mundo. Actualmente entrena a adultos y jóvenes. "Más que buscar campeones, mi meta es recuperar a los jóvenes", contó."El boxeo me salvó, busco transmitir lo que aprendí".

Ricardo Galasso galassor@lmneuquen.com.ar

Neuquén.- El boxeo llegó en el momento justo a la vida de Aldo Nazareno Ríos, cuando la adolescencia asomaba con impulso desobediente y tentaciones que conducían a rumbos equivocados. En ese momento el Galán, con 15 años, eligió pelear desde otro lado y construirse un destino más noble. Peleó en Las Vegas, Manchester y Budapest llevando el nombre de Centenario, su ciudad natal, con el orgullo del pibe de pueblo que sueña con las grandes luces de la fama.

“Yo no tengo estudios. Andaba todo el día en la calle y en este deporte encontré una salida. Conocí los mejores hoteles y hasta aprendí a hablar”, rememora con nostalgia y a la vez agradecido. Retirado hace cinco años de la actividad profesional, trabaja en la Jefatura de Policía en Neuquén, donde enseña la disciplina a los integrantes de la fuerza y también, claro, a chicos, incluida su hija Aldana, que buscan progresar en esta dura disciplina.

“Cuando subí a pelear por primera vez, lo único que sabía era tirar el uno-dos y apenas caminar el ring”, recordó. Me invitó Cascarita Tapia (Ricardo), un promotor de Centenario, en el año 91 para participar del campeonato de los barrios neuquinos, que finalmente gané. Hice cerca de 50 peleas como amateur. Mi primer entrenador fue Ariel Pedernera y después Bruno Godoy, que fue como un padre, un gran amigo. A un hijo mío le puse su nombre. Además tengo otros seis hijos: Yésica, Agustina, Aldana, Aron, Ariadna y Juan Cruz, el más reciente. Pude formar una familia y la gente aún me reconoce”, contó.

Hoy intenta volcar lo que vivió en 17 años de carrera profesional. “Me gusta transmitir lo que aprendí y la gente me agradece, comentó el hombre que peleó cinco veces por títulos del mundo y que se retiró con dos cinturones: sudamericano ligero y latino superligero.

“Mi meta es poder sacar boxeadores. Pero más que buscar campeones, me interesa sacar a los chicos de la calle y recuperarlos. El boxeo a mí me salvó. En mi época más que juntarnos en la esquina y tomar otra cosa no había. La droga no se conocía tanto, hoy la tenés en la mano”, aseguró.

Aldo Ríos cultivó un estilo depurado, técnico. “No era un pegador pero tenía un boxeo vistoso, lindo”, afirmó orgulloso. “Me cuidé, tuve disciplina, por eso peleé hasta grande”, señaló.

Cuando se le pide que mencione cuál fue su mejor combate, lo dice sin dudar: aquel en el Mandalay Bay de Las Vegas, frente al norteamericano Stevie Johnston, en 1999 (cayó por puntos). “Cuando me encuentro con gente que me conoce y hablamos, es el que más recuerdan y me dicen: “Aldito, ¡cómo te robaron esa pelea!”.

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